sábado, 15 de marzo de 2008

POR QUE Y COMO SALIMOS DE LA CRISIS

En los últimos años, el radicalismo viene sufriendo uno de los procesos de crisis de mayor gravedad y complejidad que le haya tocado soportar, a lo largo de sus más de cien años de existencia en la vida política argentina.

Desde un punto de vista simplista podríamos decir, que esto se debe a que muchos de nuestros dirigentes muchos de nuestros representantes, piensan primero en su bienestar, antes que orientar sus acciones en tratar de solucionar los problemas que le aquejan al resto de la sociedad.

Pero también es necesario aclarar que un partido político debe tener un ¿Por qué? y un ¿para que? como objetivos claros de su existencia. El Radicalismo lo tiene, en el primero de los interrogantes podemos señalar aquella gran definición de Hipólito Yrigoyen cuando declara que el radicalismo “no es propiamente un partido en el concepto militante, es una conjunción de fuerzas emergentes de la opinión nacional, nacidas y solidarizadas al calor de las reivindicaciones públicas”; mientras que el segundo pilar también está aclarado, cuando Moisés Lebensohn dijo que nuestra tarea “es estar allí donde entre en conflicto el privilegio de las cosas o los derechos del dominio con los reclamos de la vida humana, estamos y estaremos con los reclamos de la vida humana enfrentando a todos los poseedores de la tierra”.

Entonces, si tenemos esos principios básicos resueltos, si podemos o mejor dicho debemos referenciarnos siempre con nuestros principios éticos e históricos, la gran pregunta es ¿Por qué estamos en crisis?.

Haciendo un mero análisis de la historia de las últimas dos décadas y medias de vida de nuestro partido, podemos determinar que la Unión Cívica Radical ha dejado de cumplir con esa sagrada misión de ser el hilo conductor entre el poder y la sociedad; hemos dejado de hacer el feedback (el ida y vuelta) entre partido político y sociedad. Esto se da porque hace ya algún tiempo los distintos cuerpos partidarios han sido vaciados de contenidos, se ha llegado a la increíble situación que tiene el mismo significado pertenecer o no a algunos de los cuerpos orgánicos partidarios.

Esto sucede porque la misión de estos órganos que debiera ser producir el debate de los temas y problemas que mas le preocupan a la sociedad, se ha convertido en como saldar la interna por la interna misma, sin darnos cuenta que la sociedad en su conjunto se da cuenta al instante si estamos o no haciendo las cosas como debemos.

Solo basta con repasar la historia del siglo XX, para ver que cada vez que estuvimos haciendo las cosas bien, que representamos los intereses comunes de la sociedad, fuimos premiados con la confianza popular para que a los grandes males que sufría la República le pongamos grandes remedios.

La prueba de lo cierto de esto lo tenemos por ejemplo en el momento en que la gente se cansó de que el gobernante saliente eligiera por medio de la dedocracia al que iba a ser su sucesor (seguramente el menos preparado y el mejor para manejar desde la sombra), y quiso que las elecciones sean lo suficientemente prolijas como para ser considerados un país en serio, eligió a la Unión Cívica Radical de la mano de Hipólito YRIGOYEN.

O cuando la gente se cansó que un ex correligionario que para llegar al gobierno había pactado con un peronismo que se encontraba proscripto, regalara a manos extranjeras inescrupulosas los bienes y servicios nacionales, eligió a la Unión Cívica Radical de la mano de Arturo ILLIA, para que anulara los contratos petroleros y nos devolviera la soberanía nacional que habíamos perdido.

Años después, cuando la mayoría de los argentinos se cansó de los atropellos y atrocidades cometidos por el mal llamado Proceso de Reorganización Nacional (cuando en realidad se debió llamar Proceso de Desorganización Nacional), que secuestraba, torturaba, y hacía desaparecer en su gran mayoría los cuerpos de aquellos que habían cometido como único delito el de no pensar como ellos, el de pensar que un país mejor realmente era posible, y toda esta acción maquiavélica fuera coronada con el conflicto bélico del Atlántico Sur donde muchos compatriotas nuestros perdieron la vida, eligieron al único partido capaz de garantizar la Vida, la Paz y la Democracia como herramientas fundamentales en la Argentina, y nuevamente la Unión Cívica Radical de la mano de Raúl ALFONSIN nos hicimos del gobierno para tratar de enderezar los destinos de Argentina.
En estos momentos nos encontramos en un estado de mareo, donde pareciera ser que no sabemos bien para donde tenemos que ir, y en realidad lo que nos pasa es que muchas veces nos encontramos con "supuestos dirigentes" que sin ruborizarse dicen ante todos los que quieran escuchar que hay que poner en práctica una especie de "amnistía" y permitir que vuelvan todos aquellos que por decisión propia decidieron en algún momento abandonar el barco para construir una hipotética salvación. A ellos es necesario aclararles que dentro de la Unión Cívica Radical siempre han convividos grupos que representaban ideas de centroizquierda y de centro derecha, lo que no es lo mismo que decir que hoy sea lo mismo Macri y Lopez Murphy que Stolbizer y Carrió. Aunque en realidad en algo se parecen y es que han tomado la decisión de dar la batalla por fuera del partido (salvo Mauricio Macri que nunca perteneció a la UCR), el hecho de tomar la decisión de abandonar una organización política tiene que tener costos políticos para aquellos que lo quieran hacer.


Para no hacer esto algo bastante extenso, paso a describir algunas ideas fuerzas que creo necesarias para poder sacar en forma definitiva al Radicalismo de la Crisis en la que se encuentra:

1- Llenar nuevamente de contenido a los distintos Cuerpos Orgánicos Partidarios;

2- Discutir dentro de los Cuerpos Partidarios los problemas que realmente le interesan a la sociedad;

3- Respetar a rajatabla las decisiones que tomen estos Cuerpos Partidarios;

4- Abrir las puertas de la Unión Cívica Radical a todos los sectores y organizaciones que lo necesiten;

5- Hacer cumplir sin vacilaciones lo estipulado en las Cartas Orgánicas Nacionales y Distritales;

6- No seguir permitiendo que entren y salgan del partido segun la conveniencia del momento;

7- Realizar Asambleas de la Militancia cada vez que el tema así lo requiera como forma de que las autoridades partidarias tomen real conocimiento de la opinión del cuerpo de afiliados y militantes:

8- Tomar las medidas necesarias para asegurar que sigan respetándose la Profesión de Fe Doctrinaria, nuestra historia, nuestras banderas, y por sobretodo nuestros principios.
Estas son humildemente algunas ideas para sacar al Radicalismo de la Crisis en la que se encuentra, ahora el debate está abierto, y es necesario hacerlo rápidamente "por los radicales de ayer, con los radicales de hoy, para los radicales de mañana":